En 1916, es nombrado jefe de laboratorio de la radio militar de la Torre Eiffel. Al poder utilizar la primeras lámparas tríodos de la época, realizó, por primera vez, un amplificador de baja frecuencia destinado a la escucha de las conversaciones enemigas y a la telefonía por superficie.
En junio de 1916, emprendió la realización del primer centro de telegrafía sin hilo de la Torre Eiffel, de 1,5 Kw. Es en este momento cuando tuvo la idea; en lugar de modular las señales de ondas a baja frecuencia, de utilizar oscilaciones de alta frecuencia. A partir de esta idea base, contempló la posibilidad de efectuar esta modulación a frecuencias elevadas, tanto en la emisora como el sistema receptor, produciendo interferencias, pulsos a frecuencia ultrasonora sobre las señales recibidas y producidos por un oscilador local. Este procedimiento permitía efectuar una selección doble utilizando, de una parte, la sintonía sobre la frecuencia radioeléctrica de las señales y por otra parte, sobre la frecuencia de los pulsos.
Persiguiendo las posibilidades de utilización de este procedimiento, registró, en agosto de 1917, la patente n°493660 en la cual mostraba la posibilidad de una utilización más eficaz de los amplificadores de recepción, en particular a alta frecuencia, empleando este sistema para el oscilador local. Los amplificadores podían ser intercalados, o antes del primer detector, o bien después de un cierto número de sistemas selectores.
Lucien Levy y Lee de Forest
Esta patente constituye la base, que parece indispensable, de la invención del sistema superheterodino. Una segunda patente, de 1 de octubre de 1918 (n°506297), todavía debía precisar estas ideas y presentar un esquema y un plan de realización.
El método debía aplicarse así, no sólo al sistema superheterodino propiamente dicho, sino a los sistemas antiparásitos y a los procedimientos de reproducción doble y múltiplex. Únicamente la recepción de imágenes no fue mencionada, ya que no se contemplaba todavía en la época la posibilidad práctica de la televisión bajo su forma actual.
En Estados Unidos no se reconocieron los méritos de Lucien Levy y le otorgaron el descubrimiento del superheterodino a E.H. Armstrong. Cuestión ésta que fue motivo de litigio.
En el nº 53, pág. 13 de la revista Radio Barcelona de 1925 se dice: “Las patentes de L. Levy, inventor del superheterodino, han sido reconocidas en los Estados Unidos como las únicas y, por tanto, en el pleito que sostenía con Armstrong, ha ganado el francés Levy. Éste ha cedido la construcción a la Western Electric Company, no sólo para los EE.UU. de América, sino para las distintas naciones, entre las que se encuentra España. Parece que la decisión de los tribunales americanos valió de bien poco, Armstrong sigue siendo considerado como el inventor del circuito”.
Es por eso que, este recordatorio de las condiciones en las cuales esta invención esencial ha sido realizada, constituye el mejor homenaje que se pueda devolver a su memoria.
Es a Lucien Levy al que también se debe el primer receptor para aviones de tubos electrónicos y el primer puesto de TSH instalado sobre vehículos móviles.
El método debía aplicarse así, no sólo al sistema superheterodino propiamente dicho, sino a los sistemas antiparásitos y a los procedimientos de reproducción doble y múltiplex. Únicamente la recepción de imágenes no fue mencionada, ya que no se contemplaba todavía en la época la posibilidad práctica de la televisión bajo su forma actual.
En Estados Unidos no se reconocieron los méritos de Lucien Levy y le otorgaron el descubrimiento del superheterodino a E.H. Armstrong. Cuestión ésta que fue motivo de litigio.
En el nº 53, pág. 13 de la revista Radio Barcelona de 1925 se dice: “Las patentes de L. Levy, inventor del superheterodino, han sido reconocidas en los Estados Unidos como las únicas y, por tanto, en el pleito que sostenía con Armstrong, ha ganado el francés Levy. Éste ha cedido la construcción a la Western Electric Company, no sólo para los EE.UU. de América, sino para las distintas naciones, entre las que se encuentra España. Parece que la decisión de los tribunales americanos valió de bien poco, Armstrong sigue siendo considerado como el inventor del circuito”.
Es por eso que, este recordatorio de las condiciones en las cuales esta invención esencial ha sido realizada, constituye el mejor homenaje que se pueda devolver a su memoria.
Es a Lucien Levy al que también se debe el primer receptor para aviones de tubos electrónicos y el primer puesto de TSH instalado sobre vehículos móviles.